Entre 2003 y 2004 excavé, junto con Diego Garate, el yacimiento al aire libre de Mendieta I, en Sopela (Bizkaia). En este sitio localizamos un conjunto de herramientas abandonadas al borde de un arroyo que situamos, gracias a distintas evidencias ambientales, sedimentológicas y culturales, en un momento relativamente reciente del Pleistoceno Medio, interpretando el conjunto como un Paleolítico Inferior sin bifaces. Esto era de por si una novedad en el territorio, ya que las únicas evidencias disponibles de época tan antigua eran algunos hallazgos aislados en torno a Kurtzia y un yacimiento enigmático: Arlanpe.
El yacimiento de la cueva de Arlanpe se descubrió en 1961 por miembros del Grupo Espeleológico Alegría Club de Amorebieta, club este que contaba entre sus actividades de tiempo libre la espeleología. Dicho año un grupo, entre los que se encontraban Ignacio Espinosa y Javier Zumalde (alias “el Cabra”), visitaron la cueva y realizaron una reducida cata en un lugar impreciso de la entrada, recuperando en ella algunos materiales líticos y cerámicos. A indicación de Ernesto Nolte, Ignacio Espinosa visitó a D. José Miguel de Barandiarán en su vivienda de Ataun, quien señaló que una de las piezas líticas, una lasca grande con forma de lágrima (I. Espinosa com pers.), tenía aspecto de estar trabajada por la mano del hombre y de ser muy antigua, del Paleolítico Inferior.
Esta indicación fue recogida inicialmente por E. Nolte (1963) y con posterioridad por I. Barandiarán en su célebre síntesis sobre el Paleomesolítico del Pirineo Occidental publicada sólo seis años después (Barandiarán y Maestu, 1967). A partir de este momento la referencia a Arlanpe como un yacimiento del Paleolítico Inferior se reproduce en diversas obras, incluyendo el catálogo de Cuevas de Vizcaya (GEV, 1985) o la Enciclopedia Vasca, pero nunca es objeto de una investigación sistemática. Las razones de este “olvido” quizá hay que buscarlas en el escaso interés que despertó el estudio de las fases más antiguas del Paleolítico en el País Vasco hasta las excavaciones de Lezetxiki y Axlor. Este olvido se acentuó con la confusión entre Arlanpe I y Arlanpe II que se produce en la Carta Arqueológica de Vizcaya (Marcos 1982, Rios-Garaizar et al. 2013)
Sin embargo nosotros tuvimos noticia de un posible yacimiento del Paleolítico Inferior en esta carta arqueológica y en 2006 decidimos localizar la cueva para evaluar su potencial para estudiar el poblamiento más antiguo de Bizkaia. Los primeros intentos de acceder al yacimiento fueron infructuosos porque la boca de la cueva estaba cubierta de maleza y porque, como supimos luego, la descripción de la cueva realizada en la carta arqueológica era errónea. El 27 de Julio de 2006, mientras nos encontrábamos excavando en el cercano yacimiento de Axlor, conseguimos concertar una cita con dos vecinos de Lemoa, uno de ellos el famoso alpinista Alex Txikon, que nos acompañaron a última hora de la tarde, a través de las zarzas, hasta la boca de la cueva. Ese día pudimos ver en la superficie de la cueva restos de industria lítica, un fragmento de cráneo humano y numerosos restos de fauna, que nos animaron a realizar una prospección visual y una campaña de sondeos en Noviembre de ese mismo año. Ya en esa primera campaña fuimos conscientes de las dificultades que tendría trabajar en Arlanpe. El acceso era difícil, con algunos pasos peligrosos, lo que dificultaba enormemente el transporte de elementos pesados como generadores o luces. Sin embargo lo más difícil de todo fue bajar el sedimento excavado usando para ello mochilas y mucho, mucho esfuerzo.
Las excavaciones siguieron en Arlanpe hasta el año 2011, con la participación de un gran número de voluntarios y de investigadores, y con la financiación de la Diputación Foral de Bizkaia, del Gobierno Vasco, del Ayuntamiento de Lemoa y de Harpea Kultur Elkartea. Finalmente en 2013, tras una intensa campaña de estudios, fuimos capaces de publicar una completa monografía. Diez años después del redescubrimiento, puedo decir que todas aquellas jornadas subiendo el generador y la estación topográfica, las largas caminatas bajando sacos y sacos de tierra, el frío, la lluvia, los días cribando sedimentos y analizando los miles de restos arqueológicos recuperados en Arlanpe valieron muchísimo la pena.
Arlanpe nos ha dado mucho. Gracias a nuestra testarudez fuimos capaces de poner un yacimiento, que en principio parecía modesto, en el centro de muchas de las discusiones fundamentales sobre el Paleolítico Cantabrico. Esto sucedió en un momento profesional muy duro y sin duda Arlanpe fue uno de los motivos por los cuáles no dejé la investigación arqueológica. Para muchos de nosotros Arlanpe ha sido una gran escuela en la que hemos madurado como arqueólogos y siempre recordaremos algunas anécdotas geniales sobre la excavación, como la del zorro, la del gazpatxaran o la del día que bajamos el bloque de la «Dama». Para muchos de nosotros Arlanpe sigue siendo nuestro referente para la épica en arqueología.
Pero es que, además, desde el punto de vista científico Arlanpe está siendo muy relevante en varias problemáticas arqueológicas y paleontológicas, lo que da aún mas valor a todo el trabajo realizado:
- Arlanpe contiene el mejor registro arqueológico del final Pleistoceno Medio de toda la Región Cantábrica, con un conjunto litico que permite abordar el estudio del comportamiento de las poblaciones de neandertales de hace ca. 120.000 años, y un conjunto paleontólogico y paleobotánico que permite conocer mejor el medio ambiente cambiante del final del Pleistoceno Medio. Para más información consultad este post.
- Además en Arlanpe hay testimonios de ocupaciones humanas del final del Solutrense que evidencian ya una tendencia de cambio hacia las formas de vida del Magdaleniense Inferior, lo que permite valorar un escenario de cambio en las formas de vida de grupos locales. Sobre estas ocupaciones hablamos en un post anterior.
- La más clara representación femenina esquemática de la Península Ibérica, típica del Magdaleniense del centro y occidente de Europa, se localizó en Arlanpe. Esto, en nuestra opinión, refuerza la idea de una vinculación muy fuerte entre el oriente cantábrico y el Suroeste de Francia durante el Magdaleniense. Sobre este tema tratamos en un post anterior.
- En Arlanpe se ha encontrado un rico registro paleontológico, tanto de macro fauna como de micro fauna, incluyendo mamíferos, aves, reptíles, batracios, etc. Hay que destacar que la evidencia más antigua de reno de todo el Cantábrico se ha localizado en los niveles del Pleistoceno Medio de Arlanpe. Un resto de oso pardo, datado en ca. 25.000 años, mostró además su posición dentro de un linaje oriental, hoy en día sólo presente en Alaska. Entre los restos de meso y microfauna se han encontrado especies muy poco comunes en el registro cantábrico como el castor o el Allocricetus bursae (una especie de hámster). Hay evidencias también de un posible consumo de caracoles terrestres durante el Pleistoceno Medio.
- En Arlanpe se han encontrado restos de un enterramiento tumular dentro de cueva, datados en la Edad del Bronce.
- Las últimas ocupaciones antiguas de la cueva se dan en época Tardorromana, y parece que tuvieron una función mágico-ritual relacionada con deidades ctónicas. Para más información consultad este post de nuestros colegas del Proyecto Mauranus.
Para concluir os dejo una serie de enlaces donde podéis encontrar más información:
Posts:
https://es.wikipedia.org/wiki/Cueva_de_Arlanpe
http://mauranus.blogspot.com.es/2013/02/ayudando-los-vecinos-arlanpe.html
Publicaciones:
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