Ayer nos dejó mi querida amiga Iluminada Ortega Cordellat.
Conocí a Ilu en el año 2000 cuando, en el inicio de mi tesis, comencé a colaborar con ella y con su mujer, Laurence Bourguingnon. Recuerdo una primera visita a Bergerac en la que pudimos ver los increíbles materiales auriñacienses de Barbas III, que publicamos años después. Desde ese primer encuentro tanto ella como Laurence me brindaron su más sincera amistad y cariño, y gracias a ellas aprendí mucho de lo que sé de tecnología lítica del Paleolítico Medio y Superior. A lo largo de los años Ilu y yo seguimos colaborando de manera muy intensa, primero estudiando distintos yacimientos de Bergerac como Vieux Coutets, Cantalouette II o Garris III, y desde 2014 en la codirección del proyecto de excavación de Aranbaltza. Nuestra amistad se forjó en innumerables visitas a Bergerac, sus visitas al País Vasco, las excavaciones, los congresos y alguna que otra fiesta.
Ilu era una persona vital, luchadora e idealista y una gran arqueóloga. Mucho de lo que sabemos hoy en día de la industria lítica Auriñaciense en el occidente de Europa se lo debemos a ella, aunque muchas veces esta contribución no ha sido suficientemente reconocida. Era también una gran arqueóloga de campo, con una gran intuición y una metodología depurada tras decenas de excavaciones programadas y de urgencia.
Resulta difícil en este momento resumir de manera apropiada lo que ha supuesto para mí su pérdida. Su marcha nos deja un gran vacío, y como pasa siempre tras una muerte prematura, se nos queda una sensación amarga en el corazón porque somos conscientes de la multitud de cosas que dejaremos de compartir y pelear con ella.
Hasta siempre amiga!!
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