Acabamos de publicar en la revista Munibe (Antropologia-Arkeologia) los primeros resultados de una investigación liderada por Mikel Arlegi (UPV/EHU-Université de Bordeaux) y Asier Gómez Olivencia (Ikerbasque- UPV/EHU) sobre el célebre yacimiento de Koskobilo. La colina de Koskobilo se localizaba en la margen izquierda del río Arakil y al norte del pueblo de Olazti, en el valle de Burunda (Nafarroa). Actualmente lo que fue una colina es una especie de cubeta tras los trabajos de explotación de la cantera de caliza que proporcionó material para la fabricación de cemento en la factoría de Cementos Portland.
Los trabajos de explotación de la cantera del monte Koskobilo en los años 40 del siglo XX destruyeron un importante yacimiento arqueológico y paleontológico localizado en un sistema kárstico con cueva y simas, de los que hoy en día no queda apenas nada preservado. Los materiales provenientes de esos yacimientos fueron recogidos en las escombreras de la cantera a lo largo del siglo XX y se encuentran hoy diseminados en distintas instituciones y algunos de ellos, como el bifaz del que hablaremos luego, parece que irremediablemente perdidos. En 2016 una nueva visita a estas escombreras permitió recuperar un importante lote de piezas de sílex y de restos de fauna.
El yacimiento de Koskobilo se descubre en 1940 tras una voladura que dejó al descubierto una sima de unos doce a catorce metros de profundidad colmatada de sedimento y con restos de huesos de animales. Estos restos fueron recogidos por Máximo Ruiz de Gaona (Ruiz de Gaona, 1941), quien con la ayuda del paleontólogo Gómez Llueca identificó restos de hipopótamo (Hippopotamus sp.), grandes bóvidos (Bos/Bison), rinocerontes (“Rhinoceros megarhinus”), caballos (Equus ferus), leopardo (Panthera pardus), hiena (Crocuta crocuta), oso pardo (Ursus arctos) y oso de las cavernas (U. spelaeus), así como diferentes especies de cérvidos y cápridos, a los que se añadieron algunos restos de castor. Posteriormente, Crusafont y Villalta publicaron en detalle los restos de castor (Castor fiber). En los años 50 el propio Ruiz de Gaona vuelve a recoger más restos en las escombreras de la cantera, siendo esta la primera vez en la que se hace mención de restos arqueológicos de industria lítica (Ruiz de Gaona, 1952). En 1955 J.M. Barandiarán recogió también algunos restos que posteriormente estudió M.A. Beguiristain (Beguiristain, 1974). Estas colecciones han sido objeto de estudio y de cierta polémica desde el momento de su descubrimiento por las interpretaciones contrapuestas de unos y otros autores. A pesar de estas discrepancias parece que hay un cierto consenso en considerar que en el yacimiento hay restos del Paleolítico Antiguo, Musterienses, Gravetienses y Solutrenses.
La nueva investigación se ha centrado en la revisión de las colecciones existentes y en el análisis detallado de los materiales recuperados en 2016. Los resultados indican que parece probable que los materiales provienen de dos depósitos diferentes. El primero con fauna del Pleistoceno Medio con ejemplos de hipopótamo, oso tibetano y posiblemente también macaco.
A este momento podrían asignarse algunas de las piezas de la colección Ruiz de Gaona, más concretamente el bifaz y la raedera convergente de ofita, así como algunas de las piezas más alteradas con tecnología propia del Paleolítico Medio recogidas por nosotros en las escombreras de la cantera. Estos restos recuerdan al Paleolítico Medio Antiguo de otros yacimientos como Arlanpe, Lezetxiki o El Castillo.
En el registro de fauna tendríamos representado también el Pleistoceno Superior, con osos de las cavernas que no deben ser más recientes de 25.000 años y que probablemente están relacionados con algunas de las evidencias líticas musterienses, auriñacienses (raspadores carenados, buriles de Vachons) y gravetienses (buriles de Noailles y de Raysse)
Finalmente nos encontramos con el conjunto Solutrense, al que no puede asignarse con claridad ningún conjunto faunístico. En este conjunto, el más abundante, destacan resultando especialmente llamativa la abundancia de lascas de reducción bifacial y preformas bifaciales que indican la existencia de un taller para la fabricación de piezas foliáceas, único en toda la zona Norte de la Península.
Una vez más la reflexión es semejante a la que la que hicimos para otros yacimientos como Atxubita o Atxgakoa, la destrucción provocada por las canteras en una época en la que había poco o ningún interés por el patrimonio prehistórico nos ha impedido conocer el que probablemente fue el yacimiento paleolítico más importante de Nafarroa. A pesar de esta destrucción hemos podido dar algo de luz a este yacimiento y hoy en día podemos asegurar que en Koskobilo se dio una de las ocupaciones más antiguas del territorio y que probablemente en este lugar estuvo el taller de puntas solutrenses más importante de todo el Norte de la Península.
Referencias:
Arlegi, M., Rios-Garaizar, J., Rodríguez-Hidalgo, A., López-Horgue, M.A., Gómez-Olivencia, A., 2018. Koskobilo (Olazti, Nafarroa): nuevos hallazgos y revisión de las colecciones. Munibe (Antropologia-Arkeologia) 69.
Beguiristain, M.A., 1974. La colección Barandiarán de Coscobilo de Olazagutía. Príncipe de Viana 136-137, 345-401.
Ruiz de Gaona, M., 1941. Un yacimiento de mamíferos pleistocénicos en Olazagutía (Navarra). Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural 39, 155-160.
Ruiz de Gaona, M., 1952. Noticia del hallazgo y destrucción del yacimiento paleolítico superior más importante de Navarra. Actas del Primer Congreso Internacional de Estudios Pirenáicos, San Sebastián 1950, 157-168. Instituto de Estudios Pirenaicos.
Vallespí Pérez, E., Ruiz de Gaona, M., 1971. Piezas inéditas de tradición achelense en las series líticas de Coscobilo de Olazagutía (Navarra). Munibe 23(2-3), 375-384.
Deja un comentario