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En el año 2014 me embarqué con Diego Garate (Universidad de Cantabria) un nuevo proyecto en el complejo de cuevas de Atxurra-Armiña (Berriatua, Bizkaia). La cueva de Atxurra fue excavada por José Miguel de Barandiarán en la década de 1960, revelando una secuencia en la que se proponía la existencia de ocupaciones del Paleólítico Superior Inicial, Solutrense, Magdaleniense, Aziliense y Prehistoria Reciente. Siguiendo la estela del proyecto realizado en la cueva de Arlanpe, pensamos que podría ser de gran interés revisar la secuencia de Atxurra para abordar algunos problemas claves de la Prehistoria Vasca actual, como por ejemplo la extensión y la cronología del Gravetiense Noaillense, o la naturaleza de los cambios ambientales y culturales a finales del Paleolítico Superior. Entre 2014 y 2015 refrescamos la sección preservada por Barandiarán en Atxurra, y en plena campaña de 2015 se produjo el hallazgo de los grabados paleolíticos del interior de Atxurra, lo que cambió completamente nuestra perspectiva sobre el yacimiento y lógicamente nos obligó a redimensionar nuestra investigación. Desde 2016 nos concentramos en la investigación del arte rupestre y de los contextos arqueológicos asociados a este arte, pero también planteamos la realización de sondeos en la cueva de Armiña.

Imagen de la excavación de 2017

Recientemente hemos publicado los resultados de esta excavación en Armiña en la revista Journal of Archaeological Science: Reports.

La cueva de Armiña forma parte del mismo complejo cárstico que la cueva de Atxurra, siendo el piso inferior del sistema. Esta cueva conecta actualmente con Atxurra en dos puntos, uno situado al fondo del conducto principal de Armiña, que es el camino que actualmente utilizamos para acceder a las zonas decoradas de Atxurra, y el otro situado cerca de la entrada de Armiña y que conecta con la zona de entrada de Atxurra donde se localiza el yacimiento paleolítico. La entrada actual de la cueva de Armiña, situada junto a la carretera entre Markina y Lekeitio, se abrió al construir esta carretera a finales del siglo XIX. Las primeras exploraciones en la cueva proporcionaron algunos restos de fauna y dos láminas de sílex recuperadas por Barandiarán. Desde su descubrimiento la cueva ha sido usada como refugio y sondeada por furtivos, estando en general bastante maltratada.

a) Mapa con la localización de Armiña. b) Modelo 3D de la entrada de la cueva. c) planta de la zona de la entrada indicando la superficie excavada.
Corte estratigráfico de Armiña al finalizar la excavación de 2016.

La excavación realizada entre 2016 y 2017 permitió ver que en la mayor parte de la cueva no hay evidencias de presencia humana anteriores a la apertura de la boca de la cueva, excepto en la zona principal de excavación donde localizamos un único nivel con restos arqueológicos. Este nivel recoge una ocupación humana de muy corta duración, realizada sobre una plataforma estalagmítica. En esta ocupación, datada en el Magdaleniense Superior (hace unos 14.250 años), un pequeño grupo encendió una hoguera, procesó ocre y utilizó un número reducido de útiles de sílex. Aunque esta ocupación se realizó relativamente cerca de la entrada actual de la cueva planteamos que en el momento de esta ocupación esa entrada estaba cerrada, que el acceso a Armiña se hizo desde Atxurra (donde hay un nivel de habitación con una cronología idéntica a la de Armiña), siendo Armiña, por tanto, un contexto interno de cueva.

a) planta de la zona ocupada del nivel IV. b) detalle de la mancha de ocre. c) detalle de la hoguera
1) lámina recogida por Barandiarán en Armiña con huellas que sugieren que se usó para grabar en caliza. 2) lámina de sílex del nivel IV con huellas de corte, probablemente de madera. 3) punta de dorso del nivel IV fabricada en sílex de Treviño. 4) Núcle de sílex de Treviño reciclado como encendedor.

Generalmente los contextos internos de cuevas no han sido utilizados como lugares de habitación o para realizar actividades mundanas. Suelen estar asociados a contextos de arte rupestre o a actividades muy particulares, difíciles de explicar desde una lógica normal de actividades cotidianas, y que generalmente se han interpretado como actividades de carácter simbólico o ritual. En el caso de Armiña, además de esta poco común localización tenemos evidencias de una actividad también poco común, lo cual refuerza la impresión de que esta ocupación está relacionada de algún modo con actividades de carácter simbólico, tal vez íntimamente relacionadas con la actividad artística documentada en el interior de Atxurra.

Armiña es un ejemplo más de la rica y compleja relación de los grupos humanos del Paleolítico Superior con las cuevas. En la comarca donde la cueva de Armiña se encuentra la presencia humana durante el Magdaleniense es especialmente activa, incluyendo lugares de hábitat (Santa Catalina, Lumentxa), ocupaciones de corta duración (Abittaga, Atxurra, Laminak II) y varios conjuntos de arte rupestre (Atxurra, Armintxe, Lumentxa y Goikolau). Dentro de esta red de yacimientos Armiña sería un ejemplo de ocupación muy particular relacionada con actividades simbólicas.

Las excavaciones de la cueva de Armiña se realizaron entre 2016 y 2017 con subvención de la Diputación de Bizkaia.

Referencia:

Rios-Garaizar, J., San Emeterio, A., Arriolabengoa, M., Aranbarri, J., Rofes, J., Marín-Arroyo, A.B., Rivero, O., Intxaurbe, I., Arranz-Otaegui, A., Salazar, S., Medina-Alcaide, M.Á., Garate, D., 2020. Sporadic occupation in Armiña cave during the Upper Magdalenian: What for? Journal of Archaeological Science: Reports 30, 102271. https://doi.org/10.1016/J.JASREP.2020.102271

Referencias adicionales:

Garate, D., Rivero, O., Rios-Garaizar, J., Arriolabengoa, M., Medina-Alcaide, M.Á., Ruiz-López, J.F., Intxaurbe, I., Salazar, S., Libano, I., 2020. The cave of Atxurra: A new major Magdalenian rock art sanctuary in Northern Spain. Journal of Archaeological Science: Reports 29, 102120. https://doi.org/10.1016/J.JASREP.2019.102120

Intxaurbe, I., Rivero, O., Medina-Alcaide, M.Á., Arriolabengoa, M., Ríos-Garaizar, J., Salazar, S., Ruiz-López, J.F., Ortega-Martínez, P., Garate, D., 2020. Hidden images in Atxurra Cave (Northern Spain): A new proposal for visibility analyses of Palaeolithic rock art in subterranean environments. Quaternary International. https://doi.org/https://doi.org/10.1016/j.quaint.2020.04.027

Rios-Garaizar, J., San Emeterio, A., Larrea Robles, M., Marín-Arroyo, A.B., Agudo Pérez, L., Cubas Morera, M., Garate Maidagan, D., 2019. La secuencia prehistórica de la cueva de Atxurra (Berriatua, Bizkaia): evaluación de las excavaciones de J.M. Barandiarán Ayerbe (1934-1935). Munibe (Antropologia-Arkeologia) 70, 21–34. https://doi.org/10.21630/maa.2019.70.15

Hace ya dos años que publicamos una revisión de la secuencia arqueológica del abrigo de El Cuco, proponiendo que, lo que en un principio se había interpretado como una secuencia del Paleolítico Superior Inicial era, de hecho, una secuencia del Paleolítico Medio con ocupaciones auriñacienses a techo de la misma (Gutiérrez-Zugasti et al., 2018, Marín-Arroyo et al., 2018) [enlace a la entrada de Arkeobasque]. En estos trabajos ya avanzamos algunas de las características generales del Paleolítico Medio en el yacimiento, especialmente el intenso uso del sílex y el pequeño tamaño general de la industria. Sin embargo, a falta de un estudio mas detallado, no pudimos llegar al fondo de todas las implicaciones que la asociación de este tipo de industria, con la ubicación del yacimiento y con las apabullantes evidencias de que estos neandertales consumían recursos marinos.

Sí, en efecto, una de las principales conclusiones que se derivo del estudio que publicamos en 2018 es que estos grupos de neandertales consumían de manera regular moluscos marinos, especialmente lapas. Y aunque la relación de los neandertales con el mar esta siendo sustentada cada vez con mas pruebas (no hay mas que ver algunos estudios recientes como el del uso de conchas en Grotta dei Moscerini- Vila et al. 2020), aun parece que el uso de los recursos marinos fue puntual y menos intenso que el uso que hicieron de estos recursos los Humanos Modernos que llegaron a Europa en el Auriñaciense.

Figure 1

Situación de el Abrigo de El Cuco

El nivel X del abrigo de El Cuco, situado a apenas 400 m de la línea de costa actual, acumula la mayor parte de las evidencias de consumo de marisco de toda la secuencia, con un NMI (Número Mínimo de Individuos) de 773 (1941 restos) entre los que destacan las lapas (Patella sp., Patella vulgata, Patella ulyssiponensis, Patella intermedia) como molusco más consumido (Gutiérrez-Zugasti et al., 2013). Por este motivo era especialmente interesante investigar cómo era la organización tecnológica durante la ocupación humana en este momento que ha sido datado entre 46,200 ± 650 (OxA-27115) y 42,350 ± 700 (OxA-27196), esto es a finales del Paleolítico Medio regional (aunque hay que recordar que son dataciones 14C AMSrealizadas sobre restos de lapa, por lo que no son tan precisas como las obtenidas a partir de hueso mediante 14C AMS con pretratamiento de Ultrafiltración).

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Restos de lapas del nivel X del Abrigo de El Cuco (restos depositados en el MUPAC).

El conjunto lítico analizado y que ahora se publica en la revista JASReports (Rios-Garaizar, 2020) [Enlace al artículo] se caracteriza por el pequeño tamaño del utillaje. Este utillaje pequeño, que apenas alcanza los 2×2 cm de media, se obtiene mediante diversas estrategias de talla, destacando una producción Kombewa/Micro-Levallois, una producción Micro-Discoide y la producción de laminillas. Las rocas utilizadas son principalmente sílex del Flysch, cuyo afloramiento actual se encuentra a 20 km de distancia, en los acantilados de Kurtzia; y el sílex urgoniano, de peor calidad, que aflora en las calizas circundantes al yacimiento. La presencia de sílex lejano (ca. 40-50 km) y muy lejano (>80 km) está acreditada en el yacimiento, y atestigua la existencia de unas áreas de influencia muy amplias.

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Sistemas de fabricación de micro-utillaje identificados en el Abrigo de El Cuco, nivel X (adaptado de Rios-Garaizar, 2020).

Las características tecnológicas del conjunto (333 restos) permiten interpretar que éste fue realizado por un grupo de neandertales con una alta movilidad residencial que explotaba una gran diversidad de recursos líticos y alimenticios, incluyendo marisco. Esta movilidad y esta economía de amplio espectro la enmarcamos dentro de un contexto de escasez de recursos y de baja demografía, en el que un grupo, para asegurar su subsistencia debe explotar grandes territorios sin poder ser muy selectivo con los recursos que consume. Esto probablemente nos está indicando que las comunidades neandertales en el Norte de la Península Ibérica han alcanzado un punto de disgregación y de debilidad demográfica que llevará a la desaparición de esta especie de la Región Cantábrica, hasta que en torno al 41.000 BP los últimos neandertales ocupan brevemente el Norte de la Península Ibérica durante el Chatelperroniense.

Después del estudio del nivel X del Abrigo de El Cuco se abren un buen número de incógnitas y de futuras vías de investigación. Ya hemos mencionado alguna vez que no creemos que sea casual que el caso con evidencias más claras de consumo de marisco durante el Paleolítico Medio en la fachada atlántica sea uno de los yacimientos de esta cronología que se encuentra más cercano a la costa actual. Sin embargo, hace 45.000 años, probablemente la costa estaba mucho más lejos, unos 5 km. ¿Qué actividades realizarían los neandertales en esta amplia franja de tierra emergida? ¿Están las evidencias más impactantes de uso de recursos marinos por neandertales en esas tierras hoy en día sumergidas? ¿Llegaremos alguna vez a poder excavar un yacimiento del Paleolítico Medio en la plataforma continental sumergida de la costa cantábrica?

infografía

Esquema de la posición del abrigo respecto a la costa actual y a la costa de hace 45.000 años (escala deformada)

Nota: Los materiales del nivel X del Abrigo de El Cuco fueron excavados por Pedro Rasines y actualmente se encuentran depositados en el MUPAC

Referencia del trabajo:

Rios-Garaizar, J., 2020. Microlithic lithic technology of Neandertal shellfishers from El Cuco rockshelter (Cantabrian Region, northern Spain). Journal of Archaeological Science: Reports 30, 102201. https://doi.org/10.1016/J.JASREP.2020.102201

Referencias:

Gutiérrez-Zugasti, I., Cuenca-Solana, D., Rasines del Río, P., Muñoz, E., Santamaría, S., Morlote, J.M., 2013. The role of shellfish in hunter–gatherer societies during the Early Upper Palaeolithic: A view from El Cuco rockshelter, northern Spain. Journal of Anthropological Archaeology 32, 242–256. https://doi.org/10.1016/j.jaa.2013.03.001

Gutiérrez-Zugasti, I., Rios-Garaizar, J., Marín-Arroyo, A.B., Rasines del Río, P., Maroto, J., Jones, J.R., Bailey, G.N., Richards, M.P., 2018. A chrono-cultural reassessment of the levels VI–XIV from El Cuco rock-shelter: A new sequence for the Late Middle Paleolithic in the Cantabrian region (northern Iberia). Quaternary International 474, 44–55. https://doi.org/10.1016/j.quaint.2017.06.059

Marín-Arroyo, A.B., Rios-Garaizar, J., Straus, L.G., Jones, J.R., de la Rasilla, M., González Morales, M.R., Richards, M., Altuna, J., Mariezkurrena, K., Ocio, D., 2018. Chronological reassessment of the Middle to Upper Paleolithic transition and Early Upper Paleolithic cultures in Cantabrian Spain. PLOS ONE 13, e0194708. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0194708

Muñoz Fernández, E., Montes Barquín, R. (Eds.), 2007. Intervenciones arqueológicas en Castro Urdiales, tomo III. Arqueología y arte rupestre paleolítico en las cavidades de El Cuco o Sobera y La Lastrilla. Excmo, Ayuntamiento de Castro Urdiales. Concejalía de Medio Ambiente y Patrimonio Arqueológico, Castro Urdiales.

Rios-Garaizar, J., 2017. A new chronological and technological synthesis for Late Middle Paleolithic of the Eastern Cantabrian Region. Quaternary International 433, Part, 50–63. https://doi.org/10.1016/j.quaint.2016.02.020

Villa, P., Soriano, S., Pollarolo, L., Smriglio, C., Gaeta, M., D’Orazio, M., Conforti, J., Tozzi, C., 2020. Neandertals on the beach: Use of marine resources at Grotta dei Moscerini (Latium, Italy). PLOS ONE 15, e0226690. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0226690

In 2015 my friend and colleague Yuri Demidenko told me that he wanted to know something about the use of a particular type of lithic tools, the Sagaidak-Muralovka-type microliths. This long name refers to small lithic elongated micro flakes with a marginally backed edge, which are typical from assemblages dated to the Last Glacial Maximum in Central and Eastern Europe. I met Yuri in the Max Planck Institute of Leipzig in 2008 or 2009, and since then we kept in contact and spoke about making some investigation together. The opportunity appeared when Yuri contacted Petr Škrdla for the study of a recently excavated assemblage found in the vicinity of Mohelno-Plevoce, in Moravia (Czech Republic). This collection has a great interest for Y. Demidenko, because it had similar features than the so-called Epi-Aurignacian from Ukraine and western Russia, whose origins and links with other coeval cultural complexes are of great interest for understanding the population dynamics of the Last Glacial Maximum in Eastern Europe. In Mohelno-Plevoce, for the first time this cultural complex (‘Epi-Aurignacian with Sagaidak-Muralovka-type microliths’) has been identified, and its position in central Europe opened diverse possibilities for contacts and relationships with eastern and western cultural complexes, for example the Aurignacian V. Also, the Mohelno-Plevoce site was of great interest because it was found in a region with a continuous gravettian occupation record that abruptly ended when the climatic conditions get worse. For me it was a good opportunity to see the technological behavior of pioneer populations entering into a new and unknown territory with the only help of few tools and their survival skills. Now the results of this joint research have been published on-line in the prestigious journal Comptes Rendus Palevol (Rios-Garaizar et al. 2019).

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Location map. Base cartography obtained from the European Environment Agency. Rivers and bathymetry obtained from Natural Earth. Alpine and LGM glacial sheets obtained from Becker et al., 2015.

The site of Mohelno-Plevovce has two clearly-separated occupation areas (KSA and KSB) dated to ca. 23.000 years ago, when the the ice sheet was located only 300 km north from the site. The two units corresponding with short human occupations are separated only by a 3–4-meter distance and no refitting between them has been made, suggesting that they were occupied at different times. Each area yielded a similar but distinct lithic assembalge characterized by a variable use of local (rock crystal and quartz- less than 1 km from the site) and imported (erratic flint- 150-200km to the northeast – and radiolarite- 250km to the southeast) raw materials. Interestingly the Stránská Skála Jurassic chert, situated 30 km far away and extensively used during the Early Upper Paleolithic was not used at all, suggesting that it was not accessible or simply that these pioneer populations didn’t know about its existence. The assemblages are characterized by the small size of artefacts and by the simplicity of the production system, which is orientated towards the serial production of elongated chips (no more than 1.5 cm long) and microblades, obtained from carinated atypical endscrapers and bladelet/microblade cores. This ‘micro-debitage’ was oriented towards the production of tiny ‘pseudo-Dufour’/’Sagaidak-Muralovka’-type microliths. Other tools represented are endscrapers, burins and splintered pieces. In addition, the bipolar anvil core technology was used to produce rock crystal and some erratic flint and radiolarite chips.

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Example of impact traces identified in a microlith from KSB.

In 2015 and 2016 I stayed for some weeks at the Institute of Archaeology of ASCR in Brno, and worked there with Yuri Demidenko and Petr Škrdla. We selected a sample of 124 pieces (4 pieces from KSA and 60 pieces from KSB) for the use-wear analysis. The assemblages were rather well preserved and different uses were identified. In both sites many microliths revealed fractures and damage caused by projectile impact. Also, in KSB the work of hide with abrasives is prevalent, while in KSA medium-hard organic materials are better represented, but this does not, however, necessarily represent actual differences in the activities carried out in both places. Most of the traces related with hide work in KSB appear in highly curated and recycled tools, and may represent activities that did not take place at Molheno-Plevoce, but somewhere off-site. On the other hand, the working of medium-hard organic materials KSA was probably carried out in situ.

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Top: carinated atypical endscraper used for hide scraping and mineral (ochre?) cutting; Middle: Carinated atypical endscraper used for hide scraping and hard mineral (ochre?) scraping; Bottom: endscraper recycled into splintered piece (two fragments) used for hide scraping and chiseling.

The use-wear analyses of the lithic assemblages from Mohelno-Plevovce have provided interesting information about the activities carried out within the two stone structures excavated there (KSA and KSB). In both loci the most represented task is rearming with microlithic armatures. However, there are differences between the two loci: in KSA bone and antler work has been identified, while in KSB hide scraping is more represented. Some of these activities probably were not carried out in situ because they represent earlier tasks done using heavily curated and recycled tools. These differences are also visible in other features of the lithic assemblages, for example in the use of imported erratic flint (KSA) versus the use of local rock-crystal (KSB). The characteristics of these two occupations — namely activities mostly related with re-gearing; the use of local lithic raw materials when transported tools and blanks are exhausted after a long use-life; the importance of microlith — composed tools; and the repeated short term occupations at the site — fit perfectly with the expected archaeological signature of pioneer populations entering in southern Moravia during the Last Glacial Maximum.

References:

Demidenko, Y.E., Škrdla, P., Rios-Garaizar, J., 2017. EpiAurignacian with Sagaidak-Muralovka-Type Microliths in the South of Eastern Europe and its European Perspectives. Археологія і давня історія України 24, 38–52.

Rios-Garaizar, J., Škrdla, P., Demidenko, Y.E., 2019. Use-wear analysis of the lithic assemblage from LGM Mohelno-Plevovce site (southern Moravia, Czech Republic). Comptes Rendus Palevol. https://doi.org/10.1016/J.CRPV.2018.11.002

Škrdla, P., Nejman, L., Bartík, J., Rychtaříková, T., Nikolajev, P., Eigner, J., Nývltová Fišáková, M., Novák, J., Polanská, M., 2016. Mohelno – A terminal Last Glacial Maximum industry with microlithic tools made on carenoidal blanks. Quaternary International 406, 184–194. https://doi.org/10.1016/j.quaint.2015.05.055

Hasta siempre Ilu

Ayer nos dejó mi querida amiga Iluminada Ortega Cordellat.

Ilu en la última campaña de Aranbaltza

Conocí a Ilu en el año 2000 cuando, en el inicio de mi tesis, comencé a colaborar con ella y con su mujer, Laurence Bourguingnon. Recuerdo una primera visita a Bergerac en la que pudimos ver los increíbles materiales auriñacienses de Barbas III, que publicamos años después. Desde ese primer encuentro tanto ella como Laurence me brindaron su más sincera amistad y cariño, y gracias a ellas aprendí mucho de lo que sé de tecnología lítica del Paleolítico Medio y Superior. A lo largo de los años Ilu y yo seguimos colaborando de manera muy intensa, primero estudiando distintos yacimientos de Bergerac como Vieux Coutets, Cantalouette II o Garris III, y desde 2014 en la codirección del proyecto de excavación de Aranbaltza. Nuestra amistad se forjó en innumerables visitas a Bergerac, sus visitas al País Vasco, las excavaciones, los congresos y alguna que otra fiesta.

Ilu era una persona vital, luchadora e idealista y una gran arqueóloga. Mucho de lo que sabemos hoy en día de la industria lítica Auriñaciense en el occidente de Europa se lo debemos a ella, aunque muchas veces esta contribución no ha sido suficientemente reconocida. Era también una gran arqueóloga de campo, con una gran intuición y una metodología depurada tras decenas de excavaciones programadas y de urgencia.

Resulta difícil en este momento resumir de manera apropiada lo que ha supuesto para mí su pérdida. Su marcha nos deja un gran vacío, y como pasa siempre tras una muerte prematura, se nos queda una sensación amarga en el corazón porque somos conscientes de la multitud de cosas que dejaremos de compartir y pelear con ella.

Hasta siempre amiga!!

A continuación reproduzco el texto que enviamos a Arkeoikuska 2017 y que acaba de salir publicado recientemente. Incluyo también la foto que adjuntamos al texto y que, por motivos de calidad, los editores de Arkeoikuska decidieron no incluir.

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Portada de Arkeoikuska 2017

El hábitat neandertal en el valle de Alzolaras, yacimientos de Amalda y Amalda III (Zestoa). I Campaña

Dirección: Joseba Rios-Garaizar, Laura Sánchez-Romero
Financiación: Diputación Foral de Gipuzkoa

II. Resumen:
La primera campaña de excavación sobre el hábitat neandertal en el valle de Alzolaras ha tenido como objetivo revisar la secuencia estratigráfica del yacimiento de Amalda I, excavado por J. Altuna entre 1979 y 1984, así como comenzar con el estudio geomorfológico del valle. Los resultados obtenidos permiten precisar algunos aspectos de la estratigrafía que resultarán relevantes de cara a la interpretación de la formación de los niveles VII (Musteriense) y VI (Gravetiense) de la secuencia.

III. Texto:
La intervención arqueológica de 2017 se centró en uno de los márgenes dejados por la excavación de los años 80 (Banda G, cuadros 11-13). Se excavaron 200×50 cm, pudiéndose identificar varios niveles estratigráficos que han sido contrastados con la descripción estratigráfica dada por Altuna (Altuna, 1990). De esta forma, se ha identificado una secuencia con un nivel de gravas en la base (nivel 9), encima del cual se desarrolla un paquete limo-arcilloso estéril (nivel 8). Por encima de este nivel, se ha identificado otro de limos y arcillas (7b), con clastos de caliza a techo (7a), con material arqueológico (fauna e industria lítica tallada) que se puede adscribir al Musteriense. Por encima de esta unidad, se localiza otra en la que se ha identificado la sucesión de, al menos, dos eventos: uno en el que se han depositado limos y arcillas, y otro en el que predominan los cantos calizos (nivel 6) y donde se han recuperado restos de industria lítica y fauna del Paleolítico Superior inicial, probablemente Gravetiense. Además, se limpió la superficie del nivel 9 (revelada por la excavación de J. Altuna) y se unió con el sondeo profundo realizado en el cuadro F8. Este sondeo se vació y se limpiaron sus lados para poder observar la secuencia estratigráfica por debajo del nivel 9.

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Reconstrucción fotogramétrica de la superficie de excavación (Foto Laura Sánchez Romero)

Al finalizar la excavación, se tomaron muestras de polen y de sedimento en el sector N de la zona excavada y en las secciones del nivel 16 de la terraza fluvial. En total, se realizaron dos columnas de polen (7 muestras): cinco muestras en la columna A (A0-A4), donde fueron muestreados los cinco niveles principales (6a, 6b, 7a, 7b y 8); y dos muestras en la columna B (B1-B2), siendo la muestra B1 del nivel 9 y la B2 del nivel 16. Estas muestras se ampliaron para obtener muestras de sedimento de los distintos niveles observados. Además de todas las muestras recogidas, se seleccionaron algunas calizas de la cavidad para analizar su composición y valorar la posibilidad de que el origen del sedimento de los niveles 6, 7 y 8 sea la disolución de la caliza. Durante esta intervención, se tomaron muestras de sedimento para datación por OSL del nivel 7 (sector S) y del nivel arcilloso (16) localizado sobre la primera terraza de cantos, en el sondeo de F8. Finalmente, se realizó un escaneo 3D de la cavidad, además de tomar fotografías del entorno exterior de la cueva mediante el uso de un drone pilotado.

Joseba Rios-Garaizar, Laura Sánchez-Romero, Theodoros Karampaglidis, Alfonso Benito-Calvo

Referencia:

Rios-Garaizar, J., Sánchez-Romero, L., Karampaglidis, T., Benito-Calvo, A., 2018. El hábitat neandertal en el valle de Alzolaras, yacimientos de Amalda y Amalda III (Zestoa). I Campaña. Yacimiento Paleolítico al aire libre. Arkeoikuska: Investigación arqueológica 2017, 404.

…< PARTE III

RETOS EN EL ESTUDIO DE LOS NEANDERTALES EN LOS PIRINEOS OCCIDENTALES

Es complejo resumir los retos y las necesidades que tenemos a la hora de mejorar nuestro conocimiento sobre los neandertales en la región. En primer lugar, pese a la relativa abundancia de yacimientos, carecemos de trabajos sistemáticos de presentación de los mismos, siendo los únicos yacimientos publicados con cierto detalle Amalda (Altuna et al., 1990) y Arlanpe (Rios-Garaizar et al., 2013). En segundo lugar, hay un importante déficit de yacimientos al aire libre, que se está paliando en parte con las excavaciones de Aranbaltza, pero es necesario ampliar la búsqueda de yacimientos a otros contextos ya que nos van a proporcionar una visión diferente del hábitat y de los modos de vida de los neandertales. Por otro lado, hay un déficit de un marco cronológico completo. Los nuevos intentos de datación de conjuntos mediante radiocarbono (14C) están poniendo de relieve la antigüedad de algunos niveles que hasta hace poco se consideraban muy recientes, por ejemplo los niveles más recientes de Arrillor (Wood et al., 2013). Sin embargo, más allá del límite del radiocarbono (aproximadamente 50 ka BP), apenas se han aplicado otros sistemas de datación. En los yacimientos de Baiona (Cologne et al., 2015) y en los de Aranbaltza (Barrika) se ha comenzado a usar la luminiscencia (OSL), en el yacimiento de Abauntz se intentó ESR sin demasiado éxito (Mazo et al., 2012), en Lezetxiki se han ido acumulando las incertidumbres acerca de su cronología (Falguères et al., 2005-2006; de la Rúa et al., 2016), y en varios yacimientos se han intentado dataciones de racemización de aminoácidos (AAR) con resultados muy variados (Torres et al., 2013). La ausencia de dataciones precisas está impidiendo avanzar en la comprensión de cuestiones fundamentales como el ritmo de los procesos de cambio cultural, la continuidad de las poblaciones, etc. El trabajo publicado en 2018 por Ana B. Marín-Arroyo y colegas ha venido a paliar en parte este déficit, sobre todo para los niveles más recientes del Paleolítico Medio, pero al mismo tiempo ha mostrado la dificultad para datar otros contextos más antiguos.

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Modelo bayesiano de dataciones de la transición del Paleolítico Medio al Superior en la región cantábrica (Marín-Arroyo et al. 2018)

Respecto a la contextualización ambiental, observamos también un déficit muy relevante, apenas hay estudios polínicos, de fitolitos, sedimentológicos o isotópicos que permitan evaluar las condiciones climáticas y ambientales en las que se desarrollaron las ocupaciones neandertales en nuestra región. Recientes trabajos liderados por Ana B. Marín-Arroyo están abriendo nuevas vías de investigación y de caracterización de los ambientes a los que se adaptaron estos grupos de neandertales (Jones et al. 2018).

Respecto a los estudios de materiales arqueológicos, hay que señalar la escasez de estudios tafonómicos de los restos de fauna que permitan evaluar la interacción entre humanos y carnívoros en el uso de los yacimientos, o la propia gestión de los recursos animales. De igual manera, apenas hay datos de estacionalidad, edad de muerte, etc. que permitan comprender las estrategias cinegéticas de los neandertales. Respecto a otro tipo de materiales, como por ejemplo la industria lítica o la industria ósea, hay avances mucho más significativos que incorporan estudios de materias primas, tecnología y huellas de uso (Mozota 2105, Rios-Garaizar 2017). Sin embargo, hay aún colecciones enteras y secuencias como las de Axlor o Arrillor que necesitan de publicaciones más detalladas que ayuden a comprender la evolución tecnológica de las sociedades neandertales del Pleistoceno superior. Otros aspectos, como el estudio de las estructuras de combustión o la organización espacial de los yacimientos, apenas han sido abordados, en parte por la ausencia de excavaciones en extensión. En definitiva, se puede decir que tenemos un conocimiento moderadamente bueno sobre la evolución y el desarrollo histórico de los neandertales en nuestra región, pero sigue siendo un problema de investigación abierto y atractivo, con muchos caminos por seguir y muchos temas en los que profundizar.

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LOS NEANDERTALES EN LOS PIRINEOS OCCIDENTALES

El registro arqueológico de la presencia de neandertales en Euskal Herria es amplio y abarca desde las ocupaciones máas antiguas de yacimientos, como Lezetxiki (Arrasate, Gipuzkoa) o Arlanpe (Lemoa, Bizkaia), hasta las más recientes, correspondientes ya al Chatelperroniense, de yacimientos como Le Basté (Baiona, Lapurdi), Gatzarria (Ozaze-Zühara, Zuberoa), Labeko Koba (Arrasate, Gipuzkoa), Ekain (Zestoa, Gipuzkoa) o Aranbaltza (Barrika, Bizkaia). Estos yacimientos se han localizado fundamentalmente en cuevas, algunas como Axlor (Dima, Bizkaia), Arrillor (Zigoitia, Araba) y Lezetxiki con largas secuencias (Rios-Garaizar 2017), otras con registros más limitados como Amalda (Zestoa, Gipuzkoa), y finalmente hay algunos escasos yacimientos al aire libre en los alrededores de Baiona, en Barrika, en Urbasa y en el Condado de Treviño.

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Mapa con los principales yacimientos del Paleolítico medio de los Pirineos Occidentales (Rios-Garaizar, 2017)

Existen varios sesgos en el registro arqueo-paleontológico a la hora de entender a los Neandertales que habitaron los Pirineos occidentales. En primer lugar, existe un importante sesgo hacia yacimientos en cueva. Apenas existen yacimientos del Paleolítico medio al aire libre en esta región y ninguno de ellos preserva restos de fauna. Otro sesgo existente está relacionado con el clima. Salvo durante el MIS5 en el que el nivel del mar estaba ligeramente por encima del actual, durante gran parte del MIS4 y MIS3 el nivel del mar estaba 50-60 metros por debajo del nivel del mar actual debido a la acumulación de agua en forma de hielo. Esto implica que en el Cantábrico existió una franja de unos 5 km al lado de la costa en la que cualquier evidencia de actividad por parte de los Neandertales se encuentra hoy bajo el agua. Los interesantes registros recuperados en el yacimiento de El Cuco (Castro Urdiales, Cantabria) sugieren que puede haber un comportamiento particular de los neandertales en las zonas costeras, incluyendo el consumo de moluscos (Gutierrez-Zugasti et al., 2018). Una novedad muy relevante se ha obtenido en los niveles Quina del yacimiento de Axlor, en los que se ha identificado el consumo de carnívoros y de aves para carne, pieles y posiblemente plumas (Gómez-Olivencia et al. 2018).

Blog 1

Restos de aves con huellas de corte del yacimiento de Axlor (Gómez-Olivencia et al. 2018)

Algunas de las primeras evidencias de los neandertales en los Pirineos Occidentales las tendríamos en los niveles inferiores de Lezetxiki (Arrizabalaga, 2004; Lazuén y Altuna, 2012), en los niveles del conjunto SQ3 de la cueva de Arlanpe (Rios-Garaizar et al., 2015a) y probablemente en el nivel III de Venta La Perra (Karrantza, Bizkaia) (Rios-Garaizar, 2016), que datarían de finales del Pleistoceno medio. Estos yacimientos representan a poblaciones reducidas que viven en un ambiente muy cambiante y que compiten con distintas especies de carnívoros. Su implantación en el territorio es escasa y los yacimientos antes mencionados reflejan un uso puntual de las cuevas. Probablemente el hábitat principal de estas poblaciones se encontraba fuera de las cuevas, aunque apenas hay evidencias de ocupaciones humanas al aire libre que daten del Pleistoceno medio. Resulta interesante anotar que desde un punto de vista tecnológico estos grupos muestran un desarrollo muy avanzado de la técnica Levallois y posiblemente de la técnica laminar, aunque mantienen útiles propios de épocas anteriores, como bifaces o hendedores (Rios-Garaizar, 2013). Sin embargo, no presentan evidencias claras del uso del fuego ni, de utillaje fabricado en hueso que serán características de épocas posteriores.

Las evidencias de los primeros momentos del Pleistoceno superior son escasas, aunque la ausencia de un marco cronológico preciso puede estar enmascarando la existencia de yacimientos de ca. 80-60 ka (MIS4) en la región. Algunas de las escasas evidencias hay que buscarlas en sitios como Askondo (Mañaria, Bizkaia) (Rios-Garaizar y Garate Maidagan, 2012), tal vez en el nivel V de Lezetxiki (Falguères et al., 2005), y en la base de la secuencia de Axlor (Lazuén y González-Urquijo, 2015), y tal vez en yacimientos al aire libre de los alrededores de Baiona (Cologne et al., 2015). Recientemente distintos niveles de Aranbatza (Barrika, Bizkaia) se han podido datar en este momento del final del Pleistoceno medio e inicios del superior, incluyendo niveles con utensilios de madera conservados (Rios-Garaizar et al. 2018).

Figura Macro

Utensilio de madera de Aranbaltza (Rios-Garaizar et al. 2018)

Sin embargo, el grueso de las evidencias disponibles parecen datar del MIS3. Es interesante anotar que, en un relativamente corto espacio de tiempo que va desde ca. 60-40 ka, el comportamiento de los neandertales sufre variaciones sustanciales que se evidencian a la perfección en la secuencia de Axlor (Rios-Garaizar, 2017). En este yacimiento, en los niveles inferiores de la secuencia del abrigo se registra un comportamiento centrado en la caza del ciervo, con una tecnología basada en una estrategia de producción de tipo Llevallois, incluyendo la fabricación de micro lascas (Rios-Garaizar et al., 2015b). En este nivel, al igual que en algunos niveles de Arrillor (Sáenz de Buruaga, 2014), por ejemplo el Amk, se observa un uso repetido del fuego, llegando a documentarse una importante sucesión de hogares. En estos niveles, especialmente en el nivel N de Axlor, se documentan puntas musterienses con huellas de impacto usadas para cazar (Rios-Garaizar, 2012a). Todos estos elementos que indican un comportamiento complejo y una ocupación estable del yacimiento. En contraste con estos niveles, los de la parte alta de la secuencia muestran un comportamiento tecnológico muy diferente, con una estrategia de producción de útiles de tipo Quina centrada en el reavivado de raederas espesas y en el reciclaje de las lascas de reavivado generadas (Rios-Garaizar, 2005). En estos niveles la presencia de útiles de hueso es muy abundante, con un amplio registro de retocadores de hueso (Mozota Holgueras, 2009). Sin embargo, ninguno de estos niveles registra evidencias significativas de uso del fuego y las actividades de subsistencia, centradas en el consumo de una gran variedad de herbívoros, sugieren un hábitat menos estable.

Screenshot from 2019-02-04 09-42-52

1. Bifaz sobre lasca en lutita (Arlanpe, SQ3); 2-4 Productos microlevallois (Axlor, nivel VIII); 5 Lasca de lutita (Axlor, VIII); 6-10 Raederas Quina y lascas de reavivado Quina (Axlor, nivel B); 11 Retocador en hueso (Axlor, niveles superiores); 11-12 Puntas musterienses (Axlor, nivel N); 13-15 Puntas de  Chatelperrón (Aranbaltza). Salvo que se exprese lo contrario todas las piezas realizadas en sílex.

El número de fósiles neandertales es reducido y se limita a tres yacimientos: Lezetxiki, Axlor y Arrillor. En el caso de Lezetxiki, los restos encontrados corresponden a dos cronologías muy diferentes: un húmero completo ha sido recuperado en los niveles inferiores de la secuencia (Basabe, 1966) y ha sido datado en un mínimo de 164 ± 9 ka BP (de la Rúa et al., 2016). Por otro lado, en la base del nivel III, datada en fechas posteriores a 50 ka BP, se recuperaron dos restos dentales atribuidos a esta especie. De una cronología similar son los restos dentales recuperados en el nivel III de Axlor y el único diente de leche recuperado en Arrillor (Basabe, 1973; Bermúdez de Castro y Sáenz de Buruaga, 1999).

Respecto a su dieta, la evidencia de la que disponemos en los Pirineos occidentales se limita a los restos faunísticos consumidos por estas poblaciones y que han sido encontrados en los yacimientos en cueva o en abrigos rocosos (Altuna, 1972; Castaños, 2005). Existen diferencias geográficas en las preferencias cinegéticas de estas poblaciones, que pueden ser debidas a diferencias ecológicas de los lugares donde se emplazan estos yacimientos, aunque también se ha propuesto que estas diferencias puedan tener un origen cultural (Rios-Garaizar y García Moreno, 2015). Por ejemplo, en el nivel musteriense Cj de Gatzarria el ciervo constituye más del 70% de los restos de fauna identificados (Ready, 2013), mientras que en el caso de Venta Laperra es la cabra montés el animal que presenta ese porcentaje (Castaños, 2005). Además, en algunos yacimientos parecen existir diferencias diacrónicas en los porcentajes de fauna consumidos por los Neandertales, como por ejemplo en Axlor y en Arrillor (Altuna, 1972; Barandiaran, 1980; Castaños, 2005). En el caso de Arrillor, el nivel Smk-I (Musteriense con técnica Levallois) presenta porcentajes similares de restos de cabra montés, de gran bóvido y de ciervo, mientras que el nivel Lmc (Musteriense evolucionado) presenta un porcentaje de ciervo superior al 75% y algo de rebeco (ca. 12%). En el caso de Axlor, de una preponderancia del ciervo en los niveles inferiores se pasa a porcentajes similares de cabra montés, de gran bóvido y de ciervo, con una presencia significativa de caballo. De momento, se dispone de poca información para evaluar el impacto de los cambios ecológicos y culturales en esta variabilidad, aunque cabe señalar que en el caso de Axlor, existen diferencias claras respecto a la gestión de la industria lítica, así como en la intensidad de las ocupaciones de este yacimiento (Rios-Garaizar, 2012b). De gran interés van a resultar los futuros estudios que se puedan hacer sobre la dieta de los neandertales, bien mediante el análisis directo de restos de neandertales o bien mediante la investigación de otras evidencias menos valoradas, como animales pequeños, peces y moluscos o frutos y vegetales. Los recientes análisis de la vecina cueva de El Cuco, localizada en Castro Urdiales, sugieren que el consumo de moluscos pudo jugar un papel en la subsistencia de los neandertales, algo que se ha podido observar también, aunque de manera mucho más modesta, en yacimientos como Amalda o Zerratu (Gutiérrez-Zugasti et al., 2018).

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Restos de lapas del nivel X de El Cuco (foto Joseba Rios Garaizar, fondo MUPAC)

Otras evidencias del comportamiento de los neandertales provienen de las estrategias de ocupación del territorio. Los datos acerca de la adquisición y gestión de las materias primas líticas sugieren que los neandertales eran capaces de gestionar territorios muy amplios, que incluyen desde las Landas, hasta Urbasa, Treviño o la zona de Uribe Kosta (Rios-Garaizar, 2012b). Es interesante observar cómo en los niveles más antiguos parece que hay una dependencia más directa de las rocas locales, no siempre de muy buena calidad, mientras que en los niveles más recientes, por ejemplo en la parte alta de la secuencia de Axlor, el uso de materias locales es anecdótico. Sin embargo, en los últimos niveles del Paleolítico Medio, en Arrillor, Axlor y Amalda, parece que hay una vuelta al uso más intenso de rocas locales en combinación siempre con útiles de sílex importados desde otros yacimientos.

Es interesante detenerse mínimamente en explicar el epílogo de los neandertales en este territorio. A diferencia de lo que puede ocurrir en otras regiones de Francia, como la Dordoña, el Chatelperroniense en los Pirineos occidentales no parece tener un arraigo en los tecnocomplejos previos, de tal manera que su presencia parece intrusiva en la región. Esto parece representar la llegada de grupos de neandertales a un territorio probablemente ya deshabitado. Las dataciones de los niveles más recientes del Musteriense, obtenidas en el yacimiento de Amalda (Marín-Arroyo et al. 2018) apenas muestran solapamiento con las más antiguas del Chatelperroniense, obtenidas en Labeko Koba (Maroto et al. 2012), lo que refuerza esta idea. La implantación de los neandertales con tecnología chatelperroniense en el territorio es muy diferente a la del Musteriense, en este caso las ocupaciones en cueva son cortas y parecen funcional como altos de caza (Rios-Garaizar et al., 2012a), mientras que el hábitat principal tiene lugar al aire libre (Rios-Garaizar et al., 2012b; Bachellerie, 2011). Curiosamente, estos grupos de neandertales ocupan territorios muy semejantes a los previos, pero el uso de materias primas líticas locales es muy escaso.

REFERENCIA:

Rios-Garaizar, J., Gómez-Olivencia, A. 2018. Una humanidad extinta: los Neandertales en los Pirineos occidentales. En: Badiola, A., Gómez-Olivencia, A., Pereda Suberbiola, X. (Editores). Registro fósil de los Pirineos occidentales. Bienes de interés paleontológico y geológico. Proyección social. Vitoria-Gasteiz, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco-Eusko Jaurlaritzaren Argitalpen Zerbitzu Nagusia, pp. 213-218.

El Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno Vasco publicó el año pasado un libro de alta divulgación científica editado por A. Badiola, A. Gómez-Olivencia y X. Pereda, del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad del País Vasco. En este volumen colaboro en dos entradas, una sobre el yacimiento de Koskobilo, sobre el que os hablé ya con más detenimiento en esta entrada; y en otra, que escribo a dos manos junto a Asier Gómez-Olivencia en la que hablamos sobre los neandertales. El libro incluye otros muchos apartados sobre geología, paleontología y arqueología, siendo destacable el apartado que escribe Diego Garate sobre arte rupestre. El libro, aunque no es de descarga directa, puede adquirirse por el módico precio de 14€ en este enlace.

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Con este post empiezo una serie de 3 en los que voy a reproducir de manera casi íntegra el contenido de este capítulo que dividimos en tres partes, una para explicar lo que sabemos sobre los neandertales a nivel general, otra para los neandertales en partícular en el área de los Pirineos occidentales, y otra para explicar cuáles son los retos en el estudio de esta especie. Este capítulo se escribió en Noviembre de 2017, y como en 2018 nuestro equipo de investigación estuvo especialmente activo he modificado algo el contenido para exponer los últimos avances realizados en Aranbaltza y Axlor, así como las últimas dataciones publicadas.

LOS NEANDERTALES
Los neandertales, son una especie humana fósil que habitó Europa, Próximo Oriente y parte de Asia desde hace aproximadamente 200 ka BP hasta su extinción hace unos 30-40 ka BP. Eran cazadores-recolectores, que habitaron en distintos biotopos durante las distintas fases climáticas que se sucedieron durante el Pleistoceno. El poblamiento en la península ibérica parece más o menos continuo a lo largo de este tiempo, siendo éste uno de los lugares de Europa donde sobrevivieron más tiempo, tal vez hasta ca. 35 ka BP.

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Los neandertales presentan numerosas diferencias a nivel anatómico cuando son comparados a los humanos modernos, que llegan incluso a los huesecillos del oído (Gómez-Olivencia et al., 2015). Esas diferencias no impidieron que se cruzasen con los humanos modernos, probablemente en Próximo Oriente hace unos 100 ka y posteriormente en momentos más recientes, tal y como ha revelado el genoma de un fósil de humano moderno localizado en la cueva rumana de Pestera cu Oase (Fu et al., 2015). El resultado de estos cruces es que aproximadamente un 2-4% del genoma de los humanos modernos, salvo poblaciones subsaharianas, tiene un origen neandertal (Prüfer et al., 2013).

Los orígenes de los neandertales hay que buscarlos en las poblaciones europeas de mediados del Pleistoceno Medio (aproximadamente 400-500 ka BP). La Sima de los Huesos (~430 ka BP) proporciona la primera evidencia inequívoca del linaje neandertal. En este yacimiento se han recuperado más de 6.000 restos humanos pertenecientes a un mínimo de 28 individuos de ambos sexos, principalmente adolescentes y adultos jóvenes. El esqueleto de estos humanos del Pleistoceno medio muestra solo algunas características derivadas de los neandertales (Arsuaga et al., 2014, 2015). Los neandertales serían descendientes de este tipo de poblaciones, con algunos cambios anatómicos. Estos cambios incluyen una mayor encefalización, una ligera disminución de la estatura por tener las tibias ligeramente más cortas (Carretero et al., 2012), y una menor anchura de la pelvis, aunque todavía superior a la que presenta nuestra especie (Arsuaga et al., 2015).

Aunque tradicionalmente los neandertales se han interpretado como poblaciones con escasa capacidad de adaptación y con un comportamiento cultural muy monótono (Mellars, 1995), las investigaciones de las últimas décadas nos muestran un panorama muy diferente. Los nuevos análisis muestran la gran variabilidad, riqueza y complejidad de sus comportamientos con respecto a la producción de herramientas líticas. Además, en los últimos años se ha demostrado la relevancia de otros tipos de útiles, por ejemplo los fabricados en hueso, que hasta hace pocos años parecían exclusivos de los humanos modernos (Soressi et al., 2013). En otras cuestiones como las actividades de subsistencia, los modos de ocupación del paisaje o la organización de los espacios de hábitat (Bourguignon et al., 2002; Vallverdú et al., 2005) se ha observado también una variabilidad mayor de la esperada, reflejo de la gran flexibilidad de comportamientos de esta especie. Por otro lado, en los últimos años se han realizado interesantes descubrimientos sobre desarrollos tecnológicos particulares, como la producción de pegamentos (Kozowyk et al., 2017) o de pigmentos (Heyes et al., 2016), que nos revelan unas poblaciones imaginativas, capaces de manipular de manera compleja distintos materiales para producir nuevos tipos de objetos, como -por ejemplo- lanzas con puntas de piedra. Algo semejante se plantea también con la generalización del uso del fuego como sistema de adaptación, de transformación tecnológica y de socialización de las sociedades neandertales (Roebroeks y Villa, 2011). Respecto a la existencia de un comportamiento simbólico o abstracto complejo las evidencias son más discutidas, aunque se han mencionado distintas piezas líticas y óseas grabadas con una intención simbólica. Ya en el Chatelperroniense es evidente que los neandertales fabrican y visten objetos de adorno, como colgantes, con una clara intención simbólica (Caron et al., 2011). Un caso muy particular de comportamiento simbólico complejo está representado en una estructura circular realizada con estalactitas localizada en el interior de la cueva de Bruniquel (Jaubert et al., 2016), y que probablemente tuvo un uso de naturaleza simbólica. En relación con el comportamiento mortuorio se han descrito situaciones muy variadas, con evidencias tanto de enterramientos (Rendu et al., 2014) como de canibalismo (Rougier et al., 2016).

Aunque esta especie se vincula esencialmente al llamado Paleolítico Medio, un conjunto de tecnocomplejos que se desarrollan a partir de hace unos 300 ka BP y que se caracterizan, entre otras cosas, por un utillaje lítico basado en la fabricación de lascas. Curiosamente, los neandertales fueron también artífices del Chatelperroniense, un tecnocomplejo del Paleolítico Superior, caracterizado por la fabricación de puntas a partir de láminas y que aparece en Francia y en el norte de la península ibérica.

REFERENCIA

Rios-Garaizar, J., Gómez-Olivencia, A. 2018. Una humanidad extinta: los Neandertales en los Pirineos occidentales. En: Badiola, A., Gómez-Olibibliografíavencia, A., Pereda Suberbiola, X. (Editores). Registro fósil de los Pirineos occidentales. Bienes de interés paleontológico y geológico. Proyección social. Vitoria-Gasteiz, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco-Eusko Jaurlaritzaren Argitalpen Zerbitzu Nagusia, pp. 213-218.

Nota: en el último post de la serie añadiré las referencias utilizadas

El pasado 19 de septiembre tuve el placer de dar una conferencia en el Arkeologi Museoa de Bilbao acerca de los primeros pobladores de los territorios vascos. En ella planteé algunas cuestiones que me han estado rondando los últimos años, especialmente a raíz de las excavaciones de Arlanpe y Aranbaltza, dos de los pocos sitios que contienen registro arqueológico de finales del Pleistoceno medio en la región cantábrica.

El planteamiento de partida de la conferencia fue que, a diferencia de lo que ocurre en otros muchos lugares de Europa Occidental, en la región cantábrica no hay evidencias sólidas de un poblamiento humano anterior a 300.000 años.

En las conclusiones de la conferencia planteamos que, aunque las evidencias más sólidas de presencia humana de la región cantábrica no tienen más de 300.000 años, es muy probable que haya un poblamiento más antiguo que aún no conocemos de manera precisa. Siendo esto así, podemos plantear que los primeros grupos humanos que ocuparon de manera intensa esta región fueron los neandertales, y curiosamente hay muchas más evidencias del Paleolítico Medio antiguo, que estaría representado en Arlanpe, Aranbaltza, Mendieta, Lezetxiki, etc. Lo que está claro es que hay que redoblar los esfuerzos por localizar yacimientos más antiguos, sobre todo desde que, tras el estudio de Punta Lucero, hemos evidenciado que hay contextos de inicios del Pleistoceno medio conservados en la región cantábrica.

Os dejo el enlace al pdf de la presentación. He tenido que eliminar algunas diapositivas de Aranbaltza porque avanzaban información que aún estamos elaborando para su publicación.

https://drive.google.com/file/d/1MMUHNuADdRyDeQ6oywdjULQXjuZ6LTnB/view?usp=drivesdk

Acabamos de publicar en la revista Munibe (Antropologia-Arkeologia) los primeros resultados de una investigación liderada por Mikel Arlegi (UPV/EHU-Université de Bordeaux) y Asier Gómez Olivencia (Ikerbasque- UPV/EHU) sobre el célebre yacimiento de Koskobilo. La colina de Koskobilo se localizaba en la margen izquierda del río Arakil y al norte del pueblo de Olazti, en el valle de Burunda (Nafarroa). Actualmente lo que fue una colina es una especie de cubeta tras los trabajos de explotación de la cantera de caliza que proporcionó material para la fabricación de cemento en la factoría de Cementos Portland.

Los trabajos de explotación de la cantera del monte Koskobilo en los años 40 del siglo XX destruyeron un importante yacimiento arqueológico y paleontológico localizado en un sistema kárstico con cueva y simas, de los que hoy en día no queda apenas nada preservado. Los materiales provenientes de esos yacimientos fueron recogidos en las escombreras de la cantera a lo largo del siglo XX y se encuentran hoy diseminados en distintas instituciones y algunos de ellos, como el bifaz del que hablaremos luego, parece que irremediablemente perdidos. En 2016 una nueva visita a estas escombreras permitió recuperar un importante lote de piezas de sílex y de restos de fauna.

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Arriba, aspecto de la cantera de Koskobilo en 1945-46 (pseudo-ortofoto, fuente: Gobierno de Navarra). En moteado gris la extensión de la cantera, en moteado blanco la posición de las escombreras (según foto de Ruiz de Gaona, 1952). En el recuadro la posición aproximada de la cantera de los años 40 respecto al aspecto actual (2017) de la cantera (ortofoto, fuente:  Gobierno de Navarra). Abajo, vista de la cantera de Koskobilo tomada desde el SE (Ruiz de Gaona, 1952), se señalan dos puntos claves que son reconocibles en la pseudo-ortofoto superior, como son el parche de arbolado junto a la escombrera “b”, y el punto más alto de la cantera en la esquina SW de la misma. De hecho, debido al avance hacia el SW de la explotación de la cantera, es probable que la escombrera “b” fuese anterior en el tiempo a la escombrera “a”. (Arlegi et al. 2018)

El yacimiento de Koskobilo se descubre en 1940 tras una voladura que dejó al descubierto una sima de unos doce a catorce metros de profundidad colmatada de sedimento y con restos de huesos de animales. Estos restos fueron recogidos por Máximo Ruiz de Gaona (Ruiz de Gaona, 1941), quien con la ayuda del paleontólogo Gómez Llueca identificó restos de hipopótamo (Hippopotamus sp.), grandes bóvidos (Bos/Bison), rinocerontes (“Rhinoceros megarhinus”), caballos (Equus ferus), leopardo (Panthera pardus), hiena (Crocuta crocuta), oso pardo (Ursus arctos) y oso de las cavernas (U. spelaeus), así como diferentes especies de cérvidos y cápridos, a los que se añadieron algunos restos de castor. Posteriormente, Crusafont y Villalta publicaron en detalle los restos de castor (Castor fiber). En los años 50 el propio Ruiz de Gaona vuelve a recoger más restos en las escombreras de la cantera, siendo esta la primera vez en la que se hace mención de restos arqueológicos de industria lítica (Ruiz de Gaona, 1952). En 1955 J.M. Barandiarán recogió también algunos restos que posteriormente estudió M.A. Beguiristain (Beguiristain, 1974). Estas colecciones han sido objeto de estudio y de cierta polémica desde el momento de su descubrimiento por las interpretaciones contrapuestas de unos y otros autores. A pesar de estas discrepancias parece que hay un cierto consenso en considerar que en el yacimiento hay restos del Paleolítico Antiguo, Musterienses, Gravetienses y Solutrenses.

La nueva investigación se ha centrado en la revisión de las colecciones existentes y en el análisis detallado de los materiales recuperados en 2016. Los resultados indican que parece probable que los materiales provienen de dos depósitos diferentes. El primero con fauna del Pleistoceno Medio con ejemplos de hipopótamo, oso tibetano y posiblemente también macaco.

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Imagen virtual en vista oclusal (arriba) y bucal (abajo) de fragmento distal de M 3 derecho de Macaca sylvanus. Abajo a la derecha fotografía en vista bucal del fósil original (Arlegi et al. 2018)

A este momento podrían asignarse algunas de las piezas de la colección Ruiz de Gaona, más concretamente el bifaz y la raedera convergente de ofita, así como algunas de las piezas más alteradas con tecnología propia del Paleolítico Medio recogidas por nosotros en las escombreras de la cantera. Estos restos recuerdan al Paleolítico Medio Antiguo de otros yacimientos como Arlanpe, Lezetxiki o El Castillo.

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Bifaz de ofita publicado por Vallespí y Ruiz de Gaona (1974)

En el registro de fauna tendríamos representado también el Pleistoceno Superior, con osos de las cavernas que no deben ser más recientes de 25.000 años y que probablemente están relacionados con algunas de las evidencias líticas musterienses, auriñacienses (raspadores carenados, buriles de Vachons) y gravetienses (buriles de Noailles y de Raysse)

Finalmente nos encontramos con el conjunto Solutrense, al que no puede asignarse con claridad ningún conjunto faunístico. En este conjunto, el más abundante, destacan resultando especialmente llamativa la abundancia de lascas de reducción bifacial y preformas bifaciales que indican la existencia de un taller para la fabricación de piezas foliáceas, único en toda la zona Norte de la Península.

Figura foliaceas

Restos de industria lítica recuperados en la escombrera sur de Koskobilo en 2016. 1) Fragmento mesial de foliácea ligera, origen del sílex indeterminado; 2) Fragmento de preforma de punta bifacial, sílex de Urbasa; 3) Fragmento mesial de punta de foliácea unifacial, sílex de Urbasa; 4) Fragmento de preforma de punta bifacial, sílex de Urbasa; 5-8) Lascas de façonnage bifacial, sílex de Urbasa. (Arlegi et al., 2018)

Una vez más la reflexión es semejante a la que la que hicimos para otros yacimientos como Atxubita o Atxgakoa, la destrucción provocada por las canteras en una época en la que había poco o ningún interés por el patrimonio prehistórico nos ha impedido conocer el que probablemente fue el yacimiento paleolítico más importante de Nafarroa. A pesar de esta destrucción hemos podido dar algo de luz a este yacimiento y hoy en día podemos asegurar que en Koskobilo se dio una de las ocupaciones más antiguas del territorio y que probablemente en este lugar estuvo el taller de puntas solutrenses más importante de todo el Norte de la Península.

Referencias:

Arlegi, M., Rios-Garaizar, J., Rodríguez-Hidalgo, A., López-Horgue, M.A., Gómez-Olivencia, A., 2018. Koskobilo (Olazti, Nafarroa): nuevos hallazgos y revisión de las colecciones. Munibe (Antropologia-Arkeologia) 69.

Beguiristain, M.A., 1974. La colección Barandiarán de Coscobilo de Olazagutía. Príncipe de Viana 136-137, 345-401.

Ruiz de Gaona, M., 1941. Un yacimiento de mamíferos pleistocénicos en Olazagutía (Navarra). Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural 39, 155-160.

Ruiz de Gaona, M., 1952. Noticia del hallazgo y destrucción del yacimiento paleolítico superior más importante de Navarra. Actas del Primer Congreso Internacional de Estudios Pirenáicos, San Sebastián 1950, 157-168. Instituto de Estudios Pirenaicos.

Vallespí Pérez, E., Ruiz de Gaona, M., 1971. Piezas inéditas de tradición achelense en las series líticas de Coscobilo de Olazagutía (Navarra). Munibe 23(2-3), 375-384.