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Posts Tagged ‘C14 AMS’

Hornos de la Peña es un yacimiento emblemático de la Prehistoria de la región cantábrica. En 1903 Lorenzo Sierra descubrió en la cavidad grabados paleolíticos. Desgraciadamente para entonces el yacimiento que se encontraba en la entrada de la cueva había sido casi totalmente destruido. Entre 1909 y 1910 Hugo Obermaier dirigió una excavación en el pasillo inmediatamente posterior al vestíbulo, revelando una secuencia de 3 niveles arqueológicos (III- Musteriense; II-Solutrense/Auriñaciense; I- Magdaleniense) que sirvieron para definir la secuencia paleolítica de la región cantábrica.

El yacimiento y sus materiales fueron posteriormente objeto de la atención de numerosos investigadores, entre ellos Lawrence. G. Straus, Federico Bernaldo de Quirós, Pilar Utrilla o Elena Carrión. Sin embargo los problemas de la secuencia descrita por H. Obermaier, las dificultades para datar las distintas ocupaciones y los avatares sufridos por los materiales desde 1910, habían relegado al yacimiento a un segundo plano frente a otros yacimientos como El Castillo o Cueva Morín. Sin embargo, en el año 2008 Hornos de la Peña se incorpora junto a otras cuevas de la región cantábrica a la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, por la singularidad y riqueza de su arte rupestre. A principios de la década de 2010 se retoma el estudio de la cavidad por un equipo dirigido por Olivia Rivero. Este estudio tiene como objetivo abordar la revisión del conjunto artístico incluyendo una nueva topografía y una documentación gráfica actualizada (Rivero y Garate, 2013). Uno de los objetivos es el de demostrar la existencia de dos ciclos artísticos diferenciados (uno de inicios del Paleolítico Superior y otro Magdaleniense) y tratar también de contextualizar una pieza grabada recuperada en la excavación de Obermaier que se había puesto como ejemplo del primer arte auriñaciense de la región cantábrica (Tejero et al., 2008). En este contexto se inició un proyecto integral de revisión del yacimiento, que incluye desde el año 2016 la excavación de los testigos dejados por H. Obermaier y por los fosfateros en el vestíbulo y en el primer tramo de la galería principal de la cueva. Los primeros trabajos sobre esta secuencia acaban de ser publicados en la revista Journal of Archaeological Science: Reports (Rios-Garaizar et al. 2020).

La reexcavación de la sección preservada por H. Obermaier en esta zona de la cueva ha servido para volver a evaluar la propuesta estratigráfica que se ha mantenido en vigor los últimos 100 años. Los nuevos datos indican que, a grandes rasgos, la lectura de H. Obermaier fue correcta pero la secuencia es mucho más compleja que la descrita originalmente ya que frente a 4 niveles descritos por H. Obermaier nosotros hemos identificado al menos 15 unidades estratigráficas que abarcan desde el Pleistoceno Medio al Holoceno. Aunque hemos tenido problemas para identificar claramente la posición estratigráfica del Solutrense y del Auriñaciense hemos puesto de relieve la presencia de otros momentos de ocupación.

Estratigrafía del corte de H. Obermaier excavado entre 2016 y 2017

Son especialmente importantes las ocupaciones magdalenienses que se dan a techo de la secuencia (unidad 4) y que hemos datado en 13,790 ± 60 BP (OxA-36543), fechas propias del Magdaleniense Medio de la región. En este nivel se ha recuperado abundante fauna y restos de industria fabricados en sílex, entre los que se han identificado variedades como Monte Picota, Flysch, Treviño y Urbasa.

Industria ósea de la unidad 12 (1) y de la unidad 6 (2,3)

En el conjunto de unidades 5-12, que deberían corresponder con el nivel II de Obermaier (Solutrense/Auriñaciense), hemos identificado una unidad muy alterada (5) que ha proporcionado una datación idéntica a la de la unidad 4; otra unidad afectada por madrigueras (6) que hemos datado en 22,470 ± 140 (OxA-36545) que se corresponde con el final del Gravetiense o el inicio del Solutrense, y que ha proporcionado un escaso conjunto de industria lítica, una punta de asta y una cuenta fabricada en marfil; una serie de unidades fluviales (7-12) que han sido datadas en 25,120 ± 19 BP (OxA-36546) (Unidad 8) y que han proporcionado un exiguo material arqueológico que incluye unos pocos restos de fauna, algunas lascas y laminillas y un fragmento de azagaya de asta

Sin embargo la unidad más interesante ha sido la 13, que ha podido ser excavada en una mayor extensión. En esta unidad se ha recuperado un numeroso conjunto de industria lítica y fauna asociado a un hogar parcialmente desmantelado. El conjunto lítico está fabricado en distintas variedades de cuarcita y sílex (Monte Picota y Flysch) siguiendo esquemas de producción discoides que han generado abundantes puntas pseudolevallois. Estas características permiten vincular este nivel con el Paleolítico Medio regional de El Castillo, La Pasiega, La Flecha o Cueva Morín. Por debajo del nivel 13 hay otras dos unidades, de las cuales el 14 ha proporcionado escasos restos de fauna muy alterados. Estas unidades se disponen sobre una espesa costra estalagmítica que ha sido datada en 222,920 ± 10,090 (JRG-11.17).

Industria lítica de la unidad 13

Los trabajos arqueológicos en Hornos de la Peña aún no han concluido. Entre 2018 y 2019 hemos ampliado la excavación de las unidades 12-14 y hemos refrescado uno de los testigos conservados en el vestíbulo de la cueva. Estos trabajos están poniendo de relieve las ocupaciones del final del Paleolitico Medio e inicios del Superior y sin duda serán de gran importancia para tratar temas como la desaparición de los neandertales en la región cantábrica o la llegada de los primeros humanos modernos.

Referencias:

Rios-Garaizar, J., Maíllo-Fernández, J.M., Marín-Arroyo, A.B., Sánchez Carro, M.A., Salazar, S., Medina-Alcaide, M.A., San Emeterio, A., Martínez de Pinillos, L., Garate, D., Rivero, O. (2020). Revisiting Hornos de la Peña 100 years after. Journal of Archaeological Science: Reports 31, 102259. https://doi.org/10.1016/j.jasrep.2020.102259

Rivero Vilá, O., Garate Maidagan, D. (2013). Arte parietal Paleolítico en la cueva de Hornos de la Peña (Cantabria): nuevos datos sobre su conjunto exterior. Zephyrvs, 72, 59-72. doi:10.14201/zephyrus2013725972

Tejero, J., Cacho, C., de Quirós, F. (2008). Arte mueble en el Auriñaciense cantábrico. Nuevas aportaciones a la contextualización del frontal grabado de la cueva de Hornos de la Peña (San Felices de Buelna, Cantabria). Trabajos de Prehistoria, 65(1), 115-123. doi:http://dx.doi.org/10.3989/tp.2008.v65.i1.138

 

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Hace dos años la investigadora de la Universidad de Cantabria, Ana Belén Marín-Arroyo, me propuso participar en un proyecto apasionante. En el marco de un proyecto más ambicioso financiado por la Unión Europea y el Ministerio de Economía sobre cambios ambientales en la Transición del Paleolítico Medio al Superior en la región cantábrica, surgió la necesidad de datar un gran número de yacimientos y niveles, dataciones que servirían para contextualizar las muestras de fauna cuyas señales isotópicas iba a ser analizadas. Algunos de los resultados fueron sorprendentes e inesperados, y otros proporcionaban información de gran calidad que complementaba investigaciones anteriores (Maroto et a. 2012, Higham et al. 2014). Con esta materia prima comprendimos que era importante analizar estos resultados en detalle para aportar datos a temas tan interesantes como la posible coexistencia de Neandertales y Humanos Modernos en la región, o el origen del Gravetiense cantábrico. El resultado de este trabajo acaba de ser publicado en la revista PLOS ONE (Marín-Arroyo et al. 2018).

Las dataciones las realizamos en el ORAU (Oxfor Radiocarbon Acelerator Unit) siguiendo protocolos muy estrictos de selección de muestras y de pretratamiento (Ultrafiltración) y medición (AMS). Las muestras seleccionadas fueron huesos de herbívoros con marcas de manipulación por humanos (huellas de corte, percusiones, etc.) y con las mayores garantías posibles en cuanto a su atribución estratigráfica. Las muestras fueron obtenidas de materiales depositados en los distintos museos de la región, todos ellos de excavaciones ‘históricas’. Los yacimientos muestrados son, de oeste a este: La Viña, Llonín, Covalejos, Ruso I, Morín, Cobrante, El Otero, El Cuco, Axlor, Bolinkoba, Ekain, Amalda, y Aitzbitarte III.

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Detalle de una de las muestras del nivel Vb de Aitzbitarte III, concretamente un femur de Bos/bison que presenta huellas de mordisqueo superpuestas a huellas de corte.

Como he mencionado anteriormente algunos resultados han sido sorprendentes porque contradicen interpretaciones previas y obligan a cuestionar las atribuciones crono-culturales de algunos niveles . El nivel V de Llonín, atribuído al Gravetiense, ha proporcionado dos dataciones que lo sitúan en una fase temprana de este complejo tecno-cultural (unos 28.000 años sin calibrar), y otra datación mucho más reciente (20.000 años sin calibrar), lo que sugiere la existencia de problemas de integridad o de definición temporal del nivel.  Uno de los casos más impactantes ha sido el de la secuencia de El Otero. Los niveles VI, V y IV, tradicionalmente interpretados como auriñacienses, han proporcionado dataciones claramente magdalenienses (15-10.000 años) lo que obliga a reevaluar completamente la secuencia de este yacimiento. En el yacimiento de Cobrante el nivel VI ha proporcionado una datación que se corresponde bien con la atribución del nivel al Protoauriñaciense y otra que cuadraría con una atribución Musteriense. Esta aparente anomalía se entiende mejor si observamos que en este nivel se daba una mezcla ‘extraña’ de materiales propios del Auriñaciense, como laminillas Dufour, raspadores carenados o láminas auriñacienses junto a útiles sobre lasca de aspecto claramente musteriense. Parece, por tanto, que ese nivel contiene restos arqueológicos de al menos dos ocupaciones diferentes, una musteriense y otra auriñaciense. Siendo esto así habría que revisar la atribución al Protoauriñaciense el nivel VII, que no ha sido datado en este proyecto, y que carece de material diagnóstico. Finalmente, la datación obtenida del nivel V, atribuido al Auriñaciense, sitúa este nivel en el Solutrense (unos 18.000 años sin calibrar), de acorde con algunos materiales de aspecto solutrense que habían sido interpretados erróneamente. El caso de la secuencia de El Cuco ha sido evaluado en otro trabajo (Gutiérrez-Zugasti et al. 2017). En este artículo se cuestionaba completamente la atribución de los niveles VII-XIII al Auriñaciense. Ahora hemos presentado dataciones de los niveles III y Vb, que habían sido interpretados inicialmente como gravetienses. Las nuevas dataciones atribuyen el nivel Vb al Musteriense (unos 49.000 años sin calibrar), y el nivel III al Protoauriñaciense (unos 35.000 años sin calibrar). Estas atribuciones confirman las precisiones realizadas del re-estudio de la industria lítica y abren posibilidades muy sugerentes, como que el famoso collar de El Cuco, recuperado en el nivel Vb, sea Protoauriñaciense y no Gravetiense como había sido publicado (Gutiérrez-Zugasti et al. 2013).

Collar del período Gravetiense (28.000-22.000 años) del Abrigo del Cuco (Castro Urdiales).

Collar del nivel Vb del Abrigo del Cuco (Castro Urdiales). Imagen obtenida en http://www.gaemarqueologos.com/07.html

También el yacimiento de El Ruso ha dado un resultado problemático. El nivel IVb  definido inicialmente como Auriñaciense Evolucionado ha proporcionado una datación más coherente con una cronología gravetiense (unos 28.000 años). En Axlor el nivel IV/D previamente datado en unos 42.000 años, lo que lo convertía en una de las referencias más recientes del Paleolítico Medio regional (Rios-Garaizar, 2017), ha sido datado en  fechas superiores a 49.000 años, lo que sin duda envejece toda la secuencia. De Bolinkoba se ha obtenido una datación del nivel VI, gravetiense, de unos 10.000 años, probablemente debido a algún tipo de mezcla o de problema de gestión de la colección. En Ekain se ha intentado datar la ocupación chatelperroniense (Rios-Garaizar et al. 2012) sin éxito, ya que el resultado obtenido (unos 34.000 años) sugiere una cronología auriñaciense. Este resultado tal vez pueda explicarse por una mezcla de materiales atribuible a la acción de los osos de las cavernas. En Amalda, una muestra del nivel VII, musteriense, ha dado un resultado propio del gravetiense (unos 28.000 años), lo que sugiere una cierta mezcla con el nivel VI, algo que ya habíamos detectado en el estudio de la industria lítica (Rios-Garaizar 2010). Una muestra del nivel VI de este mismo yacimiento, obtenida en la entrada de la cueva donde este nivel estaba expuesto, ha proporcionado una datación medieval, y una muestra del nivel V ha dado un resultado propio del Magdaleniense (unos 14.000 años), periodo no identificado en la secuencia. Finalmente en Aitzbitarte III se ha obtenido una datación propia del Auriñaciense Antiguo (unos 34.000 años) en el nivel Vb, atribuido al Auriñaciense Evolucionado y que ha proporcionado otras dataciones en torno a 31.000 años.

Con los restantes resultados, que hemos considerado válidos por ser coherentes con la atribución cronocultural de los niveles datados, y resultados de C14 AMS tratados mediante ultrafiltración, hemos modelizado la duración de cada uno de los complejos culturales considerados (Musteriense reciente, Chatelperroniense, Auriñaciense y Gravetiense).

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Distribución espacio temporal de los distintos yacimientos analizados (Marín-Arroyo et al. 2018)

Estos resultados muestran resultados sumamente interesantes. En primer lugar el Musteriense regional parece finalizar antes de lo pensado inicialmente, en torno a hace unos 45.000 años. Curiosamente el Musteriense no se solapa con el Chatelperroniense, lo que viene a reforzar la impresión que teníamos tras analizar Labeko-Koba, Ekain y Aranbaltza, de que el Chatelperroniense es intrusivo en la región cantábrica. Esto implicaría que hubo una extinción local de los neandertales en la región y una ocupación posterior de otros neandertales provenientes del Sudoeste de Francia. Nuestros resultados siguen confirmando la llegada temprana de los humanos modernos a las costas del Golfo de Bizkaia. Junto con Isturitz, los datos de Cobrante, El Cuco, Covalejos, El Castillo y Labeko Koba refuerzan la idea de que los primeros humanos modernos llegaron al occidente de Europa hace al menos 43.000 años. Finalmente, nuestros datos han puesto de relieve un origen temprano del Gravetiense en la región (hace unos 36.000 años calibrados), siendo los resultados más antiguos los de Aitzbitarte III. Esto apoyaría la idea de un origen del Noaillense, una facies particular del Gravetiense, en el SO de Francia y en Gipuzkoa, facies que posiblemente está enraizada en el Auriñaciense Evolucionado (Rios-Garaizar et al. 2013).

El rigor en el protocolo de selección y preparación de muestras, el análisis crítico de las estratigrafías y conjuntos analizados, y la aplicación de modelos estadísticos complejos permiten modelizar con garantías la sucesión de procesos históricos de extinción, de reemplazo de poblaciones y de cambio cultural. Estos modelos nos ofrecen un marco fiable para las interpretacion arqueológica de este periodo tan fascinante como es la Transición del Paleolítico Medio al Superior.

Referencia del artículo:

Marín-Arroyo A.B., Rios-Garaizar J., Straus L.G., Jones J.R., de la Rasilla M., et al. (2018) Chronological reassessment of the Middle to Upper Paleolithic transition and Early Upper Paleolithic cultures in Cantabrian Spain. PLOS ONE 13(4): e0194708.

Referencias:

Gutiérrez-Zugasti, I., Cuenca-Solana, D., Rasines del Río, P., Muñoz, E., Santamaría, S., Morlote, J.M., 2013. The role of shellfish in hunter–gatherer societies during the Early Upper Palaeolithic: A view from El Cuco rockshelter, northern Spain. Journal of Anthropological Archaeology 32, 242–256. doi:10.1016/j.jaa.2013.03.001

Gutiérrez-Zugasti, I., Rios-Garaizar, J., Marín-Arroyo, A.B., Rasines del Río, P., Maroto, J., Jones, J.R. et al. 2017. A chrono-cultural reassessment of the levels VI–XIV from El Cuco rock-shelter: A new sequence for the Late Middle Paleolithic in the Cantabrian region (northern Iberia). Quaternary International. doi:10.1016/j.quaint.2017.06.059

Higham, T., Douka, K., Wood, R., Ramsey, C.B., Brock, F., Basell, L., et al. 2014. The timing and spatiotemporal patterning of Neanderthal disappearance. Nature 512, 306–309.

Maroto, J., Vaquero, M., Arrizabalaga, Á., Baena, J., Baquedano, E., Jordá, J., et al. 2012. Current issues in late Middle Palaeolithic chronology: New assessments from Northern Iberia. Quaternary International 247, 15–25. doi:http://dx.doi.org/10.1016/j.quaint.2011.07.007

Rios-Garaizar, J., 2010. Organización económica de las sociedades Neandertales: el caso del nivel VII de Amalda (Zestoa, Gipuzkoa). Zephyrus LXV, 15–37.

Rios-Garaizar, J., 2017. A new chronological and technological synthesis for Late Middle Paleolithic of the Eastern Cantabrian Region. Quaternary International 433, Part, 50–63. doi:10.1016/j.quaint.2016.02.020

Rios-Garaizar, J., Arrizabalaga, Á., Villaluenga, A., 2012. Haltes de chasse du Châtelperronien de la Péninsule Ibérique. Labeko Koba et Ekain (Pays Basque Péninsulaire). L’Anthropologie 116, 532–549. doi:http://dx.doi.org/10.1016/j.anthro.2012.10.001

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